Traducción: Enfrenta Papa una rebelión de conservadores

Enfrenta Papa una rebelión de conservadores

Anthony Faiola
The Washington Post



Traductora: Jéssica de la Portilla Montaño.

Publicado en: Periódico AM de León.


Una soleada mañana a principios de este año, un equipo de camarógrafos entró a un departamento bien amoblado justo afuera de las puertas del siglo IX de la Ciudad del Vaticano. Prístinamente vestido con la sotana negra y la faja escarlata de los príncipes de la Iglesia Católica Romana, el cardenal Raymond Burke, nacido en Wisconsin, se sentó en su elaborado sillón tapizado y pareció emitir una advertencia al Papa Francisco.

Firme conservador y burócrata del Vaticano, Burke había sido degradado por el Papa pocos meses antes, pero eso no le hizo dejar de pelear. Francisco había estado respaldando una era más inclusiva, dando espacio a voces progresistas sobre los católicos divorciados, así como sobre gays y lesbianas. Enfrente de la cámara, Burke dijo que \”resistiría\” los cambios liberales -y pareció advertir a Francisco sobre los límites de su autoridad. \”Uno debe estar muy atento con respecto al poder del Papa\”, dijo Burke al equipo de noticias francés.

El poder Papal, advirtió Burke, \”no es absoluto\”. Agregó: \”El Papa no tiene el poder para cambiar la doctrina de (o las) enseñanzas\”.

Las palabras de Burke representaron de forma inadecuada un creciente sentido de alarma entre los conservadores estrictos, exponiendo lo que está emergiendo rápidamente como una guerra cultural contra el Papado de Francisco y la poderosa jerarquía que gobierna la Iglesia Católica Romana.

Este mes Francisco hará su primer viaje a los Estados Unidos, en un momento en que sus aliados progresistas lo están anunciando como un revolucionario, un hombre que tan sólo la semana pasada amplió el poder de los sacerdotes para perdonar a las mujeres que cometen lo que las enseñanzas católicas llaman el \”pecado mortal\” del aborto durante su recién declarado \”año de la misericordia\” que comienza en diciembre. El domingo llamó a \”toda\” parroquia católica en Europa a ofrecer albergue a una familia de refugiados de los millones que buscan asilo, arriesgando todo para escapar de una Siria destrozada por la guerra y de otros focos de conflicto y pobreza.

Incluso mientras derroca la convención eclesiástica, Francisco también está peleando contra la reacción conservadora a la construcción del impulso liberal dentro de la Iglesia. En más de una docena de entrevistas, incluyendo las sostenidas con siete altos funcionarios de la Iglesia, las fuentes dicen que el cambio ha dejado a la jerarquía más polarizada sobre la dirección de la Iglesia que en ningún otro punto desde las grandes reformas Papales de los años 60.

La rebelión conservadora está tomando muchas apariencias, en comentarios públicos, sí, pero también en la creciente popularidad de páginas de internet católicas conservadoras que promueven a los disidentes de Francisco; libros y materiales promocionales respaldados por clérigos conservadores que buscan contrarrestar la tendencia liberal; y filtraciones a los medios informativos, dirigidos a reformadores Vaticanos.

En sus comentarios recientes, Burke también estaba meramente afirmando un hecho. A pesar de los vastos poderes del Papa, la doctrina de la Iglesia sirve como un tipo de Constitución. Y para los reformadores liberales, el agresivo retroceso teológico de los conservadores está complicando los esfuerzos de traducir el estilo transformador del Papa en cambios tangibles.

\”Al menos ya no estamos envenenando los cálices del otro\”, dijo el reverendo Timothy Radcliffe, un sacerdote liberal británico y aliado de Francisco nombrado en mayo para ocupar un puesto influyente en el Vaticano. Radcliffe dijo que daba la bienvenida al debate abierto, incluso a la disidencia crítica entre la Iglesia. Pero se declaró \”asustado\” de \”algunas cosas que estamos viendo\”.

En vez de replantear posturas claras, el Papa es más sutil, a menudo implícitamente, al respaldar a líderes liberales de la Iglesia que están presionando por un cambio radical, mientras que abre dramáticamente los parámetros del debate sobre qué tan lejos pueden ir las reformas. Por ejemplo, durante la inauguración de una reunión de altos obispos el año pasado, Francisco dijo a los congregados: \”\’No dejen que nadie diga, \’Esto no lo pueden decir\’\”.

Desde entonces los liberales han probado los límites de su nueva libertad, con un obispo belga llegando incluso a pedir a la Iglesia católica el reconocer formalmente a las parejas del mismo sexo.

Los conservadores argumentan que, en el clima del creciente pensamiento liberal, han sido empujados injustamente a una posición en la que \”defender las enseñanzas reales de la Iglesia te hace ver como un enemigo del Papa\”, según dijo un alto funcionario del Vaticano con la condición de anonimato para poder hablar con libertad.

\”Justo ahora tenemos un serio problema, una situación muy alarmante en la que sacerdotes católicos y obispos están diciendo y haciendo cosas en contra de lo que la Iglesia enseña, hablando sobre uniones entre personas del mismo sexo, sobre comunión para aquellos que están viviendo en adulterio\”, dijo el funcionario. \”Y aun así el Papa no hace nada para silenciarlos. La deducción es que eso es lo que el Papa quiere\”.

Una dosis de la larga historia de intriga de la Iglesia se ha esparcido en el Papado de Francisco, particularmente conforme el Papa ha ordenado revisiones radicales de las turbias finanzas vaticanas. Con Francisco el liderazgo superior del Banco Vaticano fue derrocado, así como el consejo -conformado exclusivamente por italianos- de su agencia de observación financiera.

Un método de retroceso ha sido dar a los medios informativos italianos filtraciones dañinas. Funcionarios del Vaticano ahora están convencidos de que la mayor filtración a la fecha -de la encíclica Papal sobre el medio ambiente, en junio- fue conducida por la avaricia (fue vendida a los medios) más que por la venganza. Pero otras revelaciones han apuntado a figuras clave en la limpieza Papal -incluyendo al conservador elegido para liderar las reformas financieras del Papa, el cardenal australiano George Pell, quien en marzo fue objeto de una filtración sobre sus supuestamente lujosos gustos personales.

Más a menudo la disidencia se despliega en terrenos ideológicos. Las críticas a un Papa en funciones no es inusual -de vez en cuando los obispos liberales retaron a Benedicto. Pero en una Institución encubierta con lealtad tradicional hacia el Papa, lo que conmociona a muchos es lo pública que se ha vuelto la crítica contra Francisco.

En una carta abierta a su diócesis, el obispo Thomas Tobin, de Providence, Rhode Island, escribió: \”Al tr
atar de acomodarse a las necesidades de la era, como sugiere el Papa Francisco, la Iglesia se arriesga al peligro de perder su valiente, contracultural voz profética, una que el mundo necesita escuchar\”. Por su parte, Burke, el cardenal de Wisconsin, ha llamado a la Iglesia bajo el mandato de Francisco \”un barco sin timón\”.

Incluso Pell pareció socavar al Papa en terrenos teológicos. Al comentar sobre el llamado Papal para una acción dramática contra el cambio climático, Pell dijo al Financial Times en julio: \”La Iglesia no tiene mandato del Señor para pronunciarse sobre asuntos científicos\”.

En los círculos conservadores, la palabra \”confusión\” también se ha vuelto un eufemismo para censurar al Papado sin mencionar al Papa. Como ejemplo, 500 sacerdotes católicos en Gran Bretaña redactaron este año una carta abierta que citaba \”mucha confusión\” en \”enseñanza moral católica\” luego de la conferencia de los obispos sobre la familia el año pasado, en la cual Francisco abrió por completo las compuertas del debate, lo que resultó en el texto propuesto que ofrecía una nueva y asumible postura sobre los católicos divorciados o gay.

Esa propuesta recientemente se diluyó en una votación que mostró el aún amplio poder de los conservadores. Se estableció otra confrontación para el siguiente mes, cuando altos líderes eclesiásticos se reúnan en una conferencia de seguimiento que los observadores predicen se convertirá en otra pelea teológica. El Papa tendrá la palabra final sobre cualquier cambio el siguiente año.

Los conservadores han lanzado una campaña contra un posible cambio de política que pudiera conceder a los católicos divorciados y nuevamente casados el derecho a comulgar durante una misa. El año pasado, cinco altos líderes incluyendo a Burke y al cardenal conservador Carlo Caffarra, de Bolonia, Italia, redactaron lo que se ha dado a conocer como \”el manifiesto\” contra semejante cambio. En julio, un DVD distribuido por cientos de diócesis en Europa y Australia, y respaldado por miembros conservadores del clérigo católico, coincidieron en el mismo punto. En él, Burke, quien ha dado argumentos similares en conferencias católicas, emitió advertencias extremas sobre un mundo en el que las enseñanzas tradicionales son ignoradas.

Pero esto sigue siendo la Iglesia católica, donde el respeto jerárquico es tradición. En vez de apuntar al Papa, obispos conservadores y cardenales más a menudo apuntan a sus colegas liberales. Incluyen al cardenal alemán Walter Kasper, quien ha sugerido que se ha vuelto un representante para los miembros del clérigo que no son lo suficientemente valientes para criticar directamente al Papa.

Incluso los conservadores argumentan que los liberales están sobrepasando sus límites, tergiversando las declaraciones de un Papa que ha sido más ambiguo de lo que Kasper y sus aliados desean admitir.

\”Naci Papista (que obedece al Papa, N. de la T.), he vivido como Papista, y moriré Papista\”, dijo Caffarra. \”El Papa nunca ha dicho que los católicos divorciados y casados nuevamente deban ser capaces de tomar la Santa Comunión, y aún así sus palabras han sido retorcidas para darles un falso significado\”.

Algunos de los aliados del Papa insisten en que el debate es precisamente lo que Francisco quiere.

\”Pienso que la gente da su opinión porque se siente muy fuerte y apasionada en su posición, y no creo que el Santo Padre lo vea como un ataque personal hacia él\”, dijo el arzobispo de Chicago, Blase Cupich, considerado un aliado cercano al Papa. \”El Santo Padre ha abierto la posibilidad para que estos asuntos sean discutidos abiertamente; él no ha predeterminado hacia dónde va esto\”.

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